Decía Mallarmé que “todo cuanto hay en el mundo existe para ir a parar a un libro”. Porque los libros no sólo guardan palabras. Los libros recogen historias. Y las historias pueden ser contadas de múltiples maneras. El libro de artista es un género que rompe precisamente con su función como mero soporte material para convertirse, por sí mismo, en objeto artístico.

Abierto a cualquier formato y posible a partir de cualquier material, en pleno siglo XXI este concepto ya no nos resulta extraño. Incluso se puede hablar de un tímido despertar de las editoriales dedicadas exclusivamente a este género. Con las alas recién desplegadas, acaba de emprender el vuelo Pequeño Pato Salvaje, un laboratorio editorial donde tienen cabida todo tipo de propuestas dedicadas a la edición de libros de artista.
“Queremos dar a conocer el resultado de un proceso en el que desarrollamos una idea conjunta con un autor. Nos interesa recorrer y acompañar el camino de la creación de un libro, guiar la voz del artista y conformar un equipo multidisciplinario y único para cada proyecto”, comentan sus creadoras.
Amelia Santana y Marcela Rodríguez, artífices de este proyecto, se confiesan apasionadas de los libros. “La pasión por entender y disfrutar los libros no como un objeto sino como un espacio es lo que nos llevó a tomar la decisión de lanzarnos con nuestro propio proyecto”, comentan.

Un espacio, en definitiva, que sirve para romper barreras entre artista y público, para establecer una vía de comunicación entre uno y otro lado. Aunque puntualizan: “Nosotros no queremos romper nada, creemos que acercar es una palabra más exacta. Entendemos que el artista, igual que el lector, tiene universos mentales y emocionales impredecibles e infinitos. Nadie se repite. Por lo tanto, nosotros sólo proponemos un espacio”.
De esta manera, Pequeño Pato Salvaje toma el, ya de por sí, difícil mercado de libros de artista como una oportunidad. “Queremos abrir cada vez más las experiencias de los lectores, acercarlos a vivir el libro como un espacio en el que se pueden sumergir y vivir toda una experiencia”, aseguran.
La colección de Pequeño Pato Salvaje
Sus proyectos seguirán tres líneas de actuación: la colección V (llamada así por la forma que dibujan los patos al echar el vuelo) es un espacio abierto a artistas emergentes, la colección Habitat está centrada en plasmar los procesos de creación como vía para “humanizar al artista”, y la colección Estaciones abarcará un espacio donde compartir experiencias, “lo que nos va empapando como personas, como editoras y como creadoras”.
Existen tantos libros de artista como artistas pero en el mundo conocemos, con suerte, alrededor de un 20% de los artistas que existen, puntualizan. “Lamentablemente siempre damos la vuelta en los mismos rostros hasta que los gastamos. Las oportunidades deberían estar a la orden de todos y nuestro aporte en este sentido será el de publicar sólo primeras obras de artistas, para así poder enfocarnos en dar a conocer nuevos proyectos”.
Producido a partir de una campaña de crowdfunding, “Coto de caza” será la primera publicación de Pequeño Pato Salvaje, libro de artista de Juan Yactayo Sono basado en fotografías tomadas con la cámara de un teléfono móvil en un recorrido que invita a descubrir historias homosexuales ocultas en la ciudad de Lima.
Historias y personajes, muchas veces mudos, cobran vida a través de la mirada del artista. Como decía Masao Yamamoto al referirse a su libro de artista “Small things in silence”, “intento capturar los momentos que nadie ve y hacer una foto con ellos. Cuando los veo impresos, aparece una nueva historia”.
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