Helena Almeida siempre será recordada por marcar un antes y un después en la pintura y la fotografía del siglo XX.
La pintora portuguesa fallecida el pasado 26 de septiembre, ha destacado por plasmar a la mujer de un modo diferente. En su obra podemos ver como se pinta a sí misma en una actitud humana a la par que fuerte, a diferencia de lo que solemos ver en el arte y los medios de comunicación en los que se sexualiza la imagen femenina.
Las creaciones de Helena Almeida se distinguen por el uso del color, en fotografías o autorretratos en blanco y negro manchados por pinceladas de tonalidades llamativas. El color es como un grito dentro del cuadro, el punto central.
Estudio la feminidad desde otra perspectiva, dándole vida y vinculándola con el espacio y los objetos. Exploro una nueva forma de trabajar con su cuerpo, casi pareciera como si saliese de sus fotografías como si estas fuesen tridimensionales.
En palabras de su marido, el arquitecto Artur Rose, “Quería una continuidad en el arte, más allá del cuadro; quería experimentar con el objeto fotografiado. Me hizo comprar una cámara. Yo no tenía, ni sabía fotografiar, claro, y comencé a dispararle”. El expresidente portugués, Antonio Costa, la describió como “una pintora que, empleando la fotografía, creó una obra inconfundible”.

Las obras de Helena Almeida se han expuesto en Tokio, Paris, Barcelona y Madrid. No solo abordaba la pintura y la fotografía sino que también siguió la performance, cuyo inicio coincidió con su carrera artística. En las creaciones de la portuguesa podemos ver la reivindicación del cuerpo femenino, cotidiano y misterioso. Consiguió borrar las barreras entre las distintas disciplinas, viéndolas como un todo que era el medio para su fin último, expresar.
Historia de una leyenda
Helena Almeida nació en Lisboa en 1934, rodeada de un entorno artístico ya que su padre era escultor. Desde joven siempre mostró interés por la pintura, formándose en el estudio de su padre y en la Escuela de Bellas Artes de su ciudad natal. Gracias a una beca Fundación Calouste Gulbenkian pudo iniciar su carrera en París, dónde se empapo de las nuevas tendencias.
En 1967, Helena Almeida expuso por primera vez en Lisboa. En la década siguiente la exposición de “Lienzo habitado” supuso un punto de inflexión en su carrera artística, por ser el comienzo la búsqueda de la tridimensionalidad.

En los años ochenta, experimento con los videos y se sumergió en el mundo de la fotografía. A partir de 1982 se hizo conocida internacionalmente por representar a España en el Bienal de Venecia, en el que volvió a participar en 2005 esta vez representando a su país. Expuso en la Biblioteca Nacional de París y el Museo Nacional de Arte Contemporáneo de Tokio, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona y el Museo Nacional Reina Sofía.
El Tate Modern conmemora la vida y obra de la portuguesa con la exposición “Dentro de mí”. Siempre será recordada por la introspección artística, el misterio, el tratamiento del color y la búsqueda continua de la tridimensionalidad. Ser un contraste continuo, entre su sobriedad y la ruptura de sus obras. Se mantuvo activa hasta su muerte a los 84 años.
Deja un comentario